
De Gira con “Látigo Perico”
Yo soy un seguidor fanático de la banda “Látigo Perico”. Poco gente les conoce, pero nosotros les queremos, les llevamos en el ADN, nos sentimos como una gran familia, cuando vamos por la calle en cualquier ciudad y vemos a alguno con la camiseta de “Látigo Perico” nos emocionamos.
Y todo esto a pesar de que nuestro grupo favorito no toca nada bien. Desentona. Cualquier concierto se convierte en un desastre. El líder del grupo (que cambia con mucha frecuencia) no logra que sus músicos den un concierto medianamente decente.
Nosotros los fans después de ver cómo maltratan los instrumentos, y que al cantante se le olvida la letra, nos vamos cabreadísimos a casa, ya que nos sentimos parte de este ridículo. Pero en el siguiente concierto o festival estamos otra vez con toda la ilusión del mundo en primera fila. Ellos todos los veranos nos ofrecen sacar un abono para toda su mega-gira de 38 conciertos en España. Para animarnos nos prometen el fichaje de un guitarrista de primera línea, que van a cambiar el batería y que todos los miembros del grupo van a tomar unas clases en el conservatorio. Además, tenemos un elenco de los mejores publicistas. La crême de la crême que saca unos anuncios fabulosos en los que los del “Látigo Perico” parecen ser como los Rolling Stones en sus mejores tiempos. Y nosotros como borregos a gastarnos medio sueldo en el abono.
Antes de dar su primer concierto ya se filtran algunas noticias no demasiado halaguëñas. Los fichajes prometidos no se pueden hacer y los dos músicos menos malos han fichado por otra banda. Pero sale el jefe de la banda para tranquilizarnos y nos dice que son una piña, que en los ensayos se salen, que ponen mucho empeño y que lo único que cuenta es el conjunto (que tener algún virtuoso no sirve para nada).
Como gran detalle la banda nos invita a unos ensayos de prueba en una nave industrial. Lo televisan por Pericos TV y nos damos cuenta que no tocan nada bien. Que suena horrible y que tienen que mejorar mucho. Pero como estamos en pregira no pasa nada. Ya se lucirán.Luego asistimos con nuestro abono a todos los festivales y conciertos donde actúa nuestro grupo. A veces tocan alguna canción decentemente, pero disfrutar lo que es disfrutar no lo hacemos en ningún concierto. Pero la esperanza es lo último que se pierde.
Aparte de nuestra gira, nos hemos apuntado a otro ronda de conciertos patrocinada por el Rey de España. Tocamos con algunas bandas de poca monta y parece que somos los mejores. Pero cuando compartimos cartelera con otras bandas de un presupuesto similar nos cortan la luz después de 10 minutos. Luego los fans dicen que es mejor no desgastar energía en este concurso monárquico y que así nuestro rendimiento en la mega-gira va a ser mayor.
Durante la temporada muchos músicos se van, algunas “estrellas” vienen pero el resultado es el mismo. Desentonan, no se reconoce ni las canciones que están tocando. Curioso el caso del guitarrista Adri. Se ha roto una uña y ya no toca en toda la temporada. Se supone que en 3 meses estará todo solucionado pero ya no vuelve a coger una guitarra. Se lo preguntamos al manager y nos dice que lo de la uña va para largo. Y que a lo mejor va a fichar por otra banda. Curioso también el papel del bajista. Antes de empezar la temporada tocamos sin bajo. Durante los primeros ensayos fichamos a Benjamin (el nombre ya no prometía nada bueno), uno que llevaba un año sin tocar y que empezaba a “cantar” en cada partido. Luego 5 minutos antes del concierto salió uno que por lo menos sabe como colgarse el instrumento. Domingo, el encargado de la configuración de la banda se da golpecitos en el pecho por la maravillosa planificación.
Cuando ya solo faltan 10 conciertos para que los del “Látigo Perico” terminen la gira, se nos acaba la paciencia. Ya no podemos más. Ya no queremos que después del concierto la banda salga a saludarnos.
¿Pero qué hacemos ahora? ¿Ya no vamos a ningún concierto y les dejamos sin público (puesto que otra gente sale espantada cuando oye el nombre de la banda)? ¿Les pitamos cuando salen al escenario (luego tocan mucho peor aun y al cantante se le olvida la letra) o les aplaudimos como si fueran los mejores con la esperanza de que se vengan arriba y que de una vez nos den una alegría?
Yo por mi parte seguiré asistiendo a sus conciertos y les animaré nada más salir al escenario. Acabo de comprarme los billetes para sus próximos conciertos en Cornellà, en el Benito Villamarín y en el Sánchez-Pizjuán.
A ver si algún día nos compensan por todo este sufrimiento y tocan en Glastonbury, en el Primavera Sound o en Benicassim.
Nos lo mereceríamos.





